Kurdistán

El territorio del Kurdistán dibuja un parche enorme sobre el mapa entre Armenia, Turquía, Iraq, Irán y Siria. Aunque no existan censos oficiales, Naciones Unidas estima que hay alrededor de 30 millones de kurdos repartidos entre los países citados y otros como Alemania, Reino Unido y Suecia que huyeron de la pobreza y la guerra. Turquía es el que mayor número de kurdos concentra, con unas cifras cercanas a los 15 millones. Divididos por fronteras y diferentes ideologías, los kurdos mantienen una guerra declarada para sobrevivir como pueblo sin territorio.

De origen indoeuropeo, el pueblo kurdo sufrió su gran división en el siglo XVII, cuando el Imperio Otomano (posteriormente Turquía) y el imperio Persa (actual Irán) dividieron el Kurdistán. Las primeras reivindicaciones nacionalistas de los kurdos datan a partir de esa época fruto de los primeros vetos a sus tradiciones culturales, que en algunos países continúan amenazadas. Durante los siglos venideros las fronteras de esa región sufrieron innumerables variaciones aunque no todas trascendieron en los libros de historia por su corta duración.

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Tras la Primera Guerra Mundial, las potencias aliadas decidieron limitar el poder del Imperio Otomano con la firma del Tratado de Sèvres, por el que reconocían el Kurdistán como estado autónomo bajo mandato británico y francés. El anhelo de independencia del pueblo kurdo se hizo añicos dos años después con el Tratado de Lausana, el cual conformaba las fronteras de la Turquía que actualmente conocemos e invalidaba el tratado anterior.

1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial que dio el pistoletazo de salida al proceso de descolonización mundial. Ese año el Kurdistán pidió a la recién nacida ONU la independencia de su territorio sin obtener reconocimiento ni atención especial. En las décadas posteriores, principalmente los sesenta y el final de los ochenta, los kurdos crearon diferentes facciones militares y su sublevación les permitió conseguir una autonomía especial en el norte de Iraq. Creado en 1979 y de ideología marxista, el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) cobró protagonismo en 1984 al declarar la guerra abierta contra Turquía.